Epidermólisis bullosa

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1. Descripción del picor en la EB

El picor o prurito es un síntoma común que genera una gran carga en los pacientes con EB. Consiste en una sensación incómoda en la piel relacionada con el deseo de rascado, que se define como subjetiva ya que cada persona la puede vivir de manera diferente.

En personas sanas, si se presenta de forma aguda puede servir como mecanismo de protección frente a agentes externos perjudiciales (como, por ejemplo, productos irritantes para la piel o microorganismos patógenos).

En personas con EB se presenta como síntoma transversal, que puede afectar tanto a la piel intacta como a las zonas de piel con heridas. Generalmente, los pacientes con tipos de EB más severas suelen presentar picor más frecuentemente. Se trata habitualmente de uno de los síntomas más difíciles de tratar, especialmente en la EB distrófica (EBD) y la EBD pruriginosa (EBD-P).

En todos los casos el picor produce la necesidad de rascado. Este rascado tiene un efecto negativo al generar un mayor daño en la piel y lesiones nuevas (ampollas, irritación, reapertura de lesiones ya cicatrizadas en zonas cercanas, etc.) con más picor asociado y mayor riesgo de infección. Aunque el rascado proporciona un alivio inicial (que puede durar alrededor de 15-25 minutos), posteriormente puede aumentar la sensación de picor por la presencia de nuevas heridas y también porque la fricción y el rascado pueden estimular a los transmisores de la respuesta inflamatoria. De este modo, se genera un “círculo vicioso picor-rascado-picor” difícil de romper. Una parte fundamental del tratamiento del picor consiste en intentar romper este “círculo vicioso” (Figura 1).

Círculo vicioso del rascado-picor

Figura 1. Círculo vicioso del rascado-picor.

 

Última modificación
Jue, 22/06/2023 - 12:11