Osteogénesis imperfecta

Dada la variable y precoz afectación de los dientes en la OI, estos pacientes deberían ser valorados y seguidos por un dentista a partir de los 6 meses después de la aparición de los primeros dientes o a partir del diagnóstico, si éste se produce en edades más avanzadas. Es importante mantener una buena higiene oral desde el principio, controlando la placa dental y evitando la formación de caries (que no haría más que empeorar unos dientes de por sí ya frágiles y desgastados). El odontólogo aconsejará sobre medidas para evitar el desgaste dental y valorará el uso de protectores como las coronas preformadas.

Cuando los cambios de coloración secundarios a la dentinogénesis imperfecta representan un problema estético, se pueden utilizar carillas (revestimiento de la superficie visible de los dientes incisivos y/o caninos) o coronas (fundas). Entonces se valorará individualizando en cada caso en función del grado de afectación y la edad del paciente.

A partir de los 6-7 años, el odontólogo empezará a controlar el recambio de la dentición, la aparición de alteraciones en la erupción y la presencia de maloclusión y/o mordida abierta.  En el caso de necesitar una corrección, se determinará en cada caso la posibilidad de uso de ortodoncia (brackets) y el tipo de aparato a utilizar (teniendo en cuenta las dificultades de fijación de dispositivos sobre un esmalte quebradizo).

En el caso de dientes impactados, el dentista considerará si es mejor dejarlos donde están o si deben extraerse o intentar colocarlos en su sitio. Por otro lado, cuando faltan piezas dentarias se estudiará la posibilidad de colocar implantes dentales. Los implantes dentales se fijan sobre el hueso, por lo que el odontólogo debe estar familiarizado con las características óseas de la OI y valorar si existe suficiente hueso sobre el que anclar el implante.  Las prótesis parciales o completas pueden ser una opción en caso de ausencia de múltiples piezas.